Krishnamurty y la correcta educación en el siglo 21
("El Propósito de la Educación" - Pag. 9 - Edit.Sudamericana)
Krishnamurti habla a estudiantes, padres y maestros
El propósito de la educación
No se si alguna vez nos hemos preguntado que significa la
educación. Porque vamos a la escuela, porque aprendemos múltiples materias, por
qué aprobamos exámenes y competimos unos con otros para lograr mejores
calificaciones.
¿Qué sentido tiene toda esta llamada educación y que es lo
que implica? Es verdaderamente una pregunta muy importante, no solo para los
estudiantes sino también para los padres, para los maestros y para todos
aquellos que aman esta tierra.
¿Por qué pasamos por el esfuerzo de recibir educación? ¿Es
meramente con el fín de aprobar algunos exámenes y obtener un empleo? ¿O la
educación tiene como función prepararnos, mientras somos jóvenes, para
comprender el proceso total de la vida?
Es necesario tener un trabajo y ganarse la propia
subsistencia ¿pero eso es todo? ¿Se nos educa solamente para eso? Por cierto que
la vida no es tan solo un empleo, una ocupación; la vida es algo
extraordinariamente amplio y profundo, es un gran misterio, un reino inmenso en
el que funcionamos como seres humanos.
Si nos preparamos tan solo para ganarnos la subsistencia,
perderemos todo el sentido de la vida; y comprender la vida es mucho más
importante que prepararnos meramente para los exámenes y volvernos muy diestros
en matemáticas, física o lo que fuere.
Por consiguiente, tanto si somos maestros como estudiantes,
¿no es fundamental que nos preguntemos porque educamos o se nos educa? ¿Y que
significado tiene la vida? ¿No es la vida algo extraordinario? Los pájaros, la
flores, los árboles vigorosos, los cielos, las estrellas, los ríos y los peces
que contienen…todo esto es la vida.
La vida es el pobre y el rico; es la constante batalla entre
grupos, razas y naciones; la vida es meditación; la vida es lo que llamamos
religión y es también las sutiles ,ocultas cosas de la mente- las envidias, las
ambiciones, las pasiones, los temores, los logros y las ansiedades. Todo esto y
mucho más es la vida.
Pero nosotros, generalmente nos preparamos para entender un
pequeño rincón de ella.
Aprobamos algunos exámenes, encontramos un empleo, nos
casamos, tenemos hijos, y después nos volvemos más y más como máquinas. Seguimos
temerosos, ansiosos, asustados de la vida. ¿Es pues el propósito de la educación
ayudarnos a emprender el proceso total de la vida, o solo consiste en
prepararnos para una vocación, para el mejor empleo que podamos obtener? ¿Qué va
a ocurrir con todos nosotros cuando crezcan para ser hombres y mujeres? ¿Alguna
vez se han preguntado que van a hacer cuando crezcan?
Con toda probabilidad se casarán y, antes que sepan donde se
encuentran, serán madres, padres y después estarán amarrados a un empleo o a la
cocina, y allí se irán marchitando gradualmente. ¿Esto es todo lo que va a
ser la vida de ustedes? ¿Se han formulado alguna vez esta pregunta? ¿No deberían
formulársela?
Ciertamente, la educación no tiene sentido a menos que les
ayude a comprender la vasta extensión de la vida con todas sus sutilezas, con
sus dolores y sus alegrías, con su extraordinaria belleza. Podrán lograr títulos
académicos, podrán tener una serie de siglas después del apellido y obtener un
puesto muy bueno, pero ¿después qué? ¿Cuál es el sentido de todo esto si en el
proceso la mente se embota, se fatiga, se vuelve estupida? Por lo tanto,
mientras son jóvenes ¿no tendrían que aspirar a descubrir que es la vida en su
totalidad?
¿Y acaso no es el verdadero propósito de la educación
cultivar en ustedes la inteligencia que tratará de hallar la respuesta a todos
estos problemas?
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